El dióxido de carbono (CO2) es un gas incoloro,
denso y poco reactivo. Forma parte de la composición de la tropósfera
(capa de la atmósfera más próxima a la Tierra) actualmente
en una proporción de 350 ppm. (partes por millón). Su ciclo
en la naturaleza está vinculado al del oxígeno.
El balance
del dióxido de carbono es sumamente complejo por las interacciones
que existen entre la reserva atmosférica de este gas, las plantas
que lo consumen en el proceso de fotosíntesis y el transferido
desde la tropósfera a los océanos.
El aumento del contenido
de dióxido de carbono que se verifica actualmente es un componente
del cambio climático global, y posiblemente el mejor documentado.
Desde mediados del siglo XIX hasta hoy, el aumento ha sido de 80 ppm.
El análisis de gases retenidos en muestras de hielo obtenidas a
distintas profundidades en Antártida y Groenlandia, ha permitido
conocer la concentración de dióxido de carbono atmosférico,
y de otros gases del llamado efecto invernadero, durante por lo menos
los últimos 150.000 años. Estas concentraciones han variado
en la escala temporal de las glaciaciones, con concentraciones bajas durante
los períodos glaciales (temperaturas bajas) y relativamente altas
durante los períodos interglaciales (temperaturas altas), con transiciones
rápidas tanto en la variación de la temperatura como de
la concentración de dióxido de carbono. Se ha discutido
si este aumento del contenido de dióxido de carbono atmosférico
corresponde o no a estas fluctuaciones naturales, dado que transitamos
por un período postglacial. A partir de la misma fuente de información,
las burbujas de gas retenidas en hielos de diferentes edades, se ha comprobado
que el actual incremento de la concentración de dióxido
de carbono se superpone a la variación esperada del mismo y los
niveles alcanzados superan a los registrados en el pasado, siendo el aumento
sustancial y acelerado durante los últimos 160 años e indudablemente
causado por la actividad humana.
Se estima que este aumento es causado
por una concurrencia de factores entre los cuales el uso de combustibles
fósiles (carbón, petróleo y derivados, gas) y las
quemas con fines agrícolas pueden señalarse como los más
significativos. Se calcula que este aumento del nivel de dióxido
de carbono ocasione cambios climáticos considerables.
CO2
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